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julio 21, 2016
Argos

Gema
Hassen-Bey es una deportista
española desconocidas para la mayoría, pero que ha cosechado medallas para el deporte
español como paralímpica en la categoría de esgrima. Además, se trata de una mujer vital y fuerte que no tiene problemas en hablar
abiertamente para Vanitatis de su condición sexual y cómo le afecta en su vida
cotidiana y sentimental el verse en una silla de ruedas, hecho que sucedió tras un
trágico accidente de coche.
A Gema Hassen-Bey no le gustan las etiquetas, por ello habla de que lo
importante es tener conexión con otra persona, por encima de diversidades
funcionales, edad, sexo, color de piel:
“Mi primera experiencia con una mujer fue con una compañera olímpica
cuando al deporte olímpico y paralímpico se le daba totalmente la espalda. Para
nosotras no hubo barreras y el espíritu deportivo nos unió con una misma forma
de entender la vida. No me gustan las etiquetas de ningún tipo que te
estereotipan y te clasifican. He salido con un hombre 10 años y con una mujer
6. Y la verdad es que ambos han sido igual de importantes en mi vida. Cuando
salgo con alguien lo que quiero es que me vea a mí, no a mi silla. Así que lo
más coherente es que yo haga lo mismo. Ni el color de la piel ni la edad ni el
sexo. Al final lo único que cuenta es si conectas o no con la otra persona, que
a partir de entonces se convierte en tu compañera de vida”.
Hay tanto tabú respecto a la silla de ruedas y el sexo.
Cuando sufrió el accidente, ella optó por luchar: se licenció en ciencias
de la información, sacó un disco y ganó la primera medalla olímpica para España
en esgrima en Barcelona 92. Gema cuenta que como mujer, paralímpica y bisexual,
a priori está expuesta a la discriminación por varios flancos, pero que la
lucha, a parte de su disciplina deportiva, es su forma de vida. Por ello, cree
en una sociedad abierta, dinámica y diversa es una sociedad más preparada que
no debería plantear un único modelo porque no hay un solo tipo de persona ni de
camino que tomar.

Cuanta más diversidad exista en cualquier equipo, más valores de
liderazgo aporta. Al deporte, a la empresa y a la sociedad. Yo soy una
‘diversity girl’, mujer, en silla, con un apellido de fuera y otro muy español,
y además está lo de mi orientación sexual. Así que conecto con muchos tipos de
mujeres y eso no es un problema, sino un valor. Mi familia reaccionó de forma
normal. En este aspecto siempre me he sentido apoyada por ellos. No tuve que
decir nada porque fue evidente, lo vieron y prácticamente me lo dijeron ellos a
mí.
En mi entorno laboral lo saben y no lo saben. La adversidad nos prepara y
la diversidad nos enriquece. (…) Hoy doy un paso adelante para ser la primera
deportista paralímpica en declararlo abiertamente porque hace falta
visibilizarlo y quizás mi contribución pueda ayudar a derribar barreras para
que otras personas en mi situación puedan expresar libremente su opción ante la
vida.
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